BAILARINOS DO COLÓN: QUASE METADE EM VIAS DE REFORMA COMPULSIVA

BAILARINOS DO COLÓN: QUASE METADE EM VIAS DE REFORMA COMPULSIVA

teatro colon (6)

Fachada do Teatro Colón de Buenos Aires, Rep. Argentina

Los bailarines presentarán un recurso de amparo. La dirección los pone en la disyuntiva de aceptar un retiro voluntario de 53 artistas por un monton irrisorio o ser trasladados compulsivamente a cualquier dependencia gubernamental. Otra embestida del gobierno de Macri (Argentina).

Alicia Quadri tenía 15 años en 1971 cuando, en lo que fue una función histórica, el bailarín ruso Rudolf Nureyev salió al escenario del Colón para bailar el Cascanueces. Allí ella hacía sus primeros pasos, luego sería –es al día de hoy– primera bailarina estable de ese teatro. Junto a Alicia bailaron otros, como José Neglia, que por entonces contaba con 42 años. “A nadie se le ocurría pensar que Neglia era viejo para bailar o que los bailarines mayores no servían”, reflexiona la bailarina. Ella integra un grupo de 53 artistas del cuerpo estable del ballet que han sido invitados por las autoridades del gobierno de la Ciudad, a retirarse del Teatro Colón, a cambio de un monto de dinero no remunerativo pagadero en cuotas. Mucho menor, argumentan, al que les corresponde por el tiempo de servicio.

La mayoría de ellos tiene más de 20 años de servicio en el teatro. La Resolución Nº 1/2013, dictada en forma conjunta por el ministro de Modernización Andrés Ibarra y el director del Teatro Colón Pedro Pablo García Caffi establece “un régimen de retiro voluntario específico para el personal de planta permanente del Ballet Estable del Ente Autárquico Teatro Colón, el cual contempla la percepción de una indemnización compensatoria por única vez para quienes reúnan los requisitos establecidos en la Ordenanza N° 29.604 y su modificatoria N° 31.708.”

Quienes no se adhieran a este retiro serán reasignados en otras dependencias de la administración pública. A ellos, que si algo saben hacer, es bailar o enseñar a las generaciones que siguen a hacerlo.

“Las autoridades del Teatro Colón, avaladas por el jefe de gobierno Mauricio Macri, intentan reeditar los traslados compulsivos de artistas del Teatro Colón, como intentaron en el año 2009, y que fue frenado por la justicia. En aquella oportunidad, músicos, cantantes, fueron destinados a sectores administrativos de hospitales de la Ciudad, desconociendo y afectando la dignidad del artista. La diferencia es que ahora se trata de imponer una suerte de retiro falazmente voluntario por cuanto, en caso de no aceptar, se los amedrenta, con la posibilidad de ser trasladados a cualquier otro organismo del Gobierno de la Ciudad”, dijo a Tiempo Argentino Sebastian D. Alanis, abogado a cargo de la defensa de los bailarines. “Esto es extorsivo. Estamos hablando de bailarines mayores de 40 años gran parte de ellos con mucho reconocimiento a nivel nacional e internacional como Alicia Quadri”, dijo.

Parte de ellos puede bailar, pero la Dirección del Teatro no le asigna tareas. “Yo me quiero retirar. Se lo comuniqué a la directora, Lidia Segni con estas palabras.

Quiero irme. Pero no hay derecho a que me vaya con menos de lo que me corresponde después de 40 años de trayectoria. Lo que nos ofrecen es como un castigo. No es que los bailarines trabajamos menos sino que nuestra carrera es anticipada. A 18 años no estábamos pensando qué estudiar ¡Ya estábamos trabajando! Me quiero retirar pero como corresponde, no con cifras ridículas”, dice Nora Insúa.

Como la dirección del Ballet no les asigna tareas, estos bailarines se encuentran yendo a firmar asistencia sin realizar actividades. “Estamos en una situación muy desagradable teniendo que ir todos los días a no hacer nada. Y nos miran mal, como si fuéramos nosotros los culpables de esta situación. Yo me quiero retirar, tengo 60 años, pasó para mí la edad de bailar o hacer personajes. Pero no quiero ser mal vista o malvenida después de tantos años de carrera. De trayectoria, de esfuerzo”, agrega Insúa.

Algunos de los bailarines tienen miedo de aparecer en la foto de esta nota periodística y por eso la imagen que acompaña a la misma es de sus pies que fueron sus herramientas de trabajo. “Hay una situación persecutoria en el teatro. Y de castigos. Yo soy bailarín desde hace 47 años. Los gobiernos autoritarios nos vienen acorralando en nuestros derechos hace años. El elegir ser un bailarín no es un hecho casual. Es una vocación. A nadie se le ocurre sufrir todas estas penurias si no tuviera realmente una vocación profunda. Todos podemos bailar. Esa historia de sólo ponderar la danza sub-20 es un hecho simplemente comercial. La danza no es solamente la acrobacia que puede mostrar un niño, cuando yo entré a la compañía había bailarines de 60 años que bailaban y podían interpretar personajes”, dijo Ricardo Ale.

Interior do Teatro Colón de Buenos Aires, Rep. Argentina

“Somos víctimas de una situación en la que bajaron una ley de jubilación especial para bailarines porque consideraron que era de privilegio, entonces en todo este tiempo nadie solucionó nuestra situación. Los que nos queremos ir, no podemos. Yo empecé en el año 81, tengo 32 años de carrera. No pueden echarnos así”, explicó una de las bailarinas que prefiere no dar su nombre.

“La deuda es del Estado con nosotros y no de nosotros con el Estado. Y siempre se corta el hilo por lo más delgado”, argumentó Graciela Sánchez.

La Ley de Autarquía del Teatro Colón, dictada por el gobierno de la Ciudad, explicita que se debió haber dictado, hace más de cuatro años, una nueva carrera administrativa para, entre otras cosas, contemplar la situación de los integrantes del ballet en cuanto a su retiro anticipado o su reconversión profesional. “Esto es algo que desde 2009 no se ha hecho. Esa carrera podría contemplar por ejemplo que los bailarines llegados a la edad en que no pueden bailar pudieran integrar el cuerpo docente del Instituto Superior de Arte. Si esto fuera así hoy ellos serían los formadores de los nuevos bailarines”, explica el abogado.

“El Estado tiene la obligación de contemplar regímenes especiales de retiro o de reconversión profesional que atienda la situación de una profesión tan exigente como la del bailarín. En lugar de intentar obligar a retirarse o trasladar compulsivamente a estos artistas que tanto han dado a la historia del Teatro Colón”, dijo Melisa Fernandez Milano, abogada que también representa a los trabajadores. “Se está perdiendo algo que es parte de la cultura de cada grupo de ballet. Que es lo que se va transmitiendo de generación en generación. La cultura, su identidad. No es lo mismo el cuerpo de ballet del Colón que el de otro teatro. Nosotras aprendimos a maquillarnos con las compañeras más grandes. No era el director, no era el coreógrafo, era el cuerpo de baile quien transmitía las enseñanzas. Entre la compañera de adelante y la compañera de atrás de la fila. Si destruyen el Cuerpo de Baile destruyen la cultura. El cuerpo de baile es la idiosincrasia del teatro”, finaliza Alicia Quadri.

Fonte :  www.infonews.com

Published by Antonio Laginha

Autoria e redação

António Laginha, editor e autor da maioria dos textos da RD, escreve como aprendeu antes do pretenso Acordo Ortográfico de 1990, o qual não foi ratificado por todos os países de língua portuguesa.

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